El hogar es el bien más preciado para la mayoría de las familias. El teletrabajo y los confinamientos forzados por la pandemia han reafirmado este valor y disparado las reformas en las viviendas que, de un día para otro han pasado de ser poco más que nuestro dormitorio y refugio de fin de semana a nuestras oficinas, centros de ocio o aulas de estudio.
Incomodidades o deficiencias que antes pasaban desapercibidas o simplemente el deseo de mejorar las funcionalidades han llevado a mucha gente a plantearse mejoras y cuidar con mayor mimo nuestro particular universo.
Según un estudio de Habitissimo, en el cuatro trimestre de 2020 la demanda de proyectos y reformas integrales de vivienda se incrementó un 45 por ciento. Cuando pensamos en nuestra casa y en su cuidado muchas veces nos olvidamos del elemento esencial, la cubierta que, como el corazón, constituye la base de la salud del hogar. A lo largo de todo el año y sea cual sea la estación en la que nos encontremos, debemos asegurarnos de su perfecto estado de forma para evitar posibles males asociados.
El mantenimiento de las cubiertas es absolutamente clave para garantizar el bienestar y la durabilidad de la vivienda y estas cinco sencillas revisiones pueden evitarte disgustos y gastos imprevistos.
Mantén limpios los canalones. Si no limpias los desagües, el agua puede introducirse en el tejado y deteriorar los materiales causando averías onerosas. La limpieza regular debería programarse en otoño y primavera.
Inspecciona la cubierta. Regularmente conviene revisar el tejado, particularmente después de un periodo de vientos o grandes inclemencias meteorológicas que pueden haber desprendido o deteriorado tejas o alguno de los otros materiales de la cubierta. El desgaste de juntas y de cualquier componente de la cubierta ha de ser vigilado igualmente, preferiblemente por un profesional.
Hojas y musgo. Especialmente si tienes árboles cerca, conviene retirar las hojas que se acumulan y que atrapan la humedad con mucha facilidad pudiendo descomponerse o, incluso hacer crecer malas hierbas. Un rastrillo y una manguera pueden ser suficientes para la limpieza, que nunca ha de hacerse a presión. El musgo, otro gran generador de humedad, puede retirarse con agua y jabón o simplemente ser barrido.
El crecimiento de las ramas. Cuando las ramas de los árboles cercanos crecen demasiado pueden dañar las tejas, particularmente en días de mucho viento que, como hemos podido ver en las acometidas de la borrasca Filomena, a veces vencen no solo ramas sino incluso árboles. Las ramas crecidas también invitan a ardillas y otros roedores a subirse a nuestro tejado. Siempre que sea posible, tres metros de espacio entre el tejado y las ramas pueden ser suficientes.
- El hielo y la nieve. En temporadas de tormentas de nieve, otra vez Filomena a la memoria, conviene en la medida de lo posible retirar el manto blanco del tejado. En general, las cubiertas están preparadas para soportar las cargas de nieve estipuladas por el Código Técnico de la Edificación, pero ante grandes nevadas es preferible no dejar que la nieve se congele y que la cubierta pueda colapsar.
Cuando se forma una fina capa de hielo, sin embargo, conviene dejar que el sol haga su trabajo manteniendo la última planta aislada y sin fugas.
La cubierta inclinada es un elemento diferencial del mantenimiento ya que, además de su mayor efectividad energética, favorece la evacuación de aguas y residuos y el drenaje por su inclinación.
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