El estrés por calor puede conllevar importantes pérdidas para el ganadero. Por ello es importante reconocer los signos iniciales de estrés y aplicar las medidas adecuadas para refrigerar a los animales.
El estrés por calor es costoso para los productores de leche y estos costes aparecen de muchas formas. Cuando las vacas tienen calor reducen su consumo de materia seca, lo que causa, en parte, la disminución de la producción láctea. En verano, la fertilidad también se reduce y la incidencia de lesiones de pezuñas aumenta. El estrés por calor puede estar vinculado a la cojera porque las vacas pasan más tiempo de pie en lugar de acostarse cuando hace calor. Cuando el ganadero se da cuenta de que la producción láctea o la tasa de concepción es menor, las vacas ya tienen problemas para hacer frente al calor. Antes de que esto ocurra, se pueden buscar signos de que los animales necesitan ayuda para enfriarse. En esta investigación de la Universidad de California, se ha buscado la manera de mantener a las vacas cómodas cuando el tiempo es caluroso. Esto incluye cómo percibir los signos de estrés por calor, y cuándo y cómo intervenir para paliarlo.
Reconocimiento del estrés por calor
Una tasa de respiración de más de 80 respiraciones por minuto o más de una de cada 20 vacas con jadeo puede indicar que es necesario intervenir para evitar problemas más graves. La tasa de respiración y el jadeo son fáciles de medir sin necesidad de una tecnología cara. Las vacas que jadean respiran con la boca abierta, tienen la lengua fuera o babean. Se puede estimar el porcentaje del grupo de alta producción que está jadeando contando el número de vacas que muestran estos signos cada 30 minutos durante la parte más cálida del día. El registro de las tasas de respiración lleva más tiempo, pero solo es preciso comprobarlo cada 90 minutos para obtener medidas precisas para una submuestra de 15 vacas. Observar el babeo puede ser particularmente útil, ya que es más común que otros signos de jadeo y se acompaña de tasas de respiración más altas. Al visitar algunas granjas de alta producción (43 kg/día), se ha observado que las vacas que babean tienen tasas de respiración de alrededor de 100 respiraciones por minuto de media, comparado con un 25 % menos cuando no están babeando.

Al observar otro grupo de alta producción (38 kg/día), se encontró que la media de la granja varió de un 5 a un 40 % del rebaño que jadeaba, y de 65 a 95 respiraciones por minuto. Este grupo estaba alojado en corrales al aire libre que son las instalaciones más frecuentes en California, además de los cubículos. También se vio que los niveles de producción y las estrategias de reducción del calor varían entre granjas, por lo que es importante tener en cuenta estos factores en la forma de responder de las vacas (figura 1).
¿Por qué es importante comprender el comportamiento?
En la estabulación libre como en los cubículos y corrales, las vacas pueden elegir cuándo y cómo utilizar los aspersores por goteo. Si las vacas evitan colocarse directamente debajo del spray, entonces el agua se desperdicia. Se ha estudiado qué tipo de aspersor prefieren usar las vacas. Esta información ayudará a conservar más agua al tiempo que mejorará el confort de la vaca.
Extracto del artículo publicado en Albéitar 196 “Enfriamiento eficiente de vacas lecheras en condiciones de calor”. Jennifer M. Chen, Grazyne Tresoldi y Cassandra B. Tucker. Center for Animal Welfare. Department of Animal Science. University of California-Davis (EE. UU.). Imagenes cedidas por G. Tresoldi.